La vergüenza es una emoción inhibitoria y está muy presente en los trastornos depresivos. Nos hace sentirnos falibles, inseguros, filtra nuestra realidad a través del miedo, restando impulso e impidiéndonos ser, actuar, decidir…

- Todo me sale mal ¿qué me pasa?
- ¿Por qué nos sentimos ofendidos y qué podemos hacer al respecto?
- El miedo a equivocarse, el enemigo de las decisiones
Vergüenza y depresión orbitan en una misma esfera psicológica, se relacionan, se retroalimentan una a la otra. Así, y aunque a la hora de hablar de este trastorno lo vinculemos con emociones como la tristeza, la angustia o la frustración, es necesario entender la gran complejidad que se integra en esta realidad mental. En ella, navegan de manera turbulenta un gran número de sensaciones y sentimientos.
Asimismo, hay algo evidente: cada persona evidencia un relieve a la hora de manifestar una depresión. Los hay que quedan inmovilizados, atrapados en el sufrimiento y buscando el refugio de una habitación con las persianas bajadas. Otros en cambio enmascaran el malestar con la hiperactividad, con la necesidad de estar siempre haciendo cosas para no pensar.
Sin embargo, podríamos decir que el filtro de la vergüenza está presente de muchas maneras. Se adhiere a casi cualquier pensamiento, haciéndonos sentir falibles, logrando que dudemos de nosotros a cada instante… hasta instalarnos en el rincón de la culpa, del miedo, de la inutilidad y la indefensión.
Profundicemos un poco más en esta relación.
Vergüenza y depresión: relación, síntomas y afrontamiento
La vergüenza es una emoción inhibitoria, al igual que la culpa y la ansiedad. ¿Qué significa esto? ¿Qué implicación tiene en los trastornos del estado de ánimo? Lo que hace básicamente es alejarnos de nuestro ser interior e invalidarnos. Lo que logra, a su vez, es no dejar que seamos nosotros mismos, nos alimenta de inseguridades y nos inocula el miedo por expresarnos, por actuar, por ser y hasta sentir.
Cabe señalar eso sí que no por ser algo más tímidos o vergonzosos corremos un riesgo mayor de experimentar una depresión. En realidad, esta emoción es un componente más en dicho trastorno psicológico, es un ingrediente más que actúa como freno e intensificador del sufrimiento. Comprendamos más aspectos a continuación.
La fisiología de la vergüenza
La vergüenza nos informa de un estado interno de insuficiencia, de que no somos buenos o dignos para algo. Impulsa la sensación de arrepentimiento, de culpa por no estar cumpliendo con nuestros ideales o responsabilidades.
Es más, esta emoción actúa también a nivel fisiológico de muchas maneras: nos desconecta, reduce la energía y altera incluso a la fisiología de la digestión, del descanso nocturno… Nos paraliza con el miedo y nos tortura con la idea de que no valemos para casi nada.
Asimismo, es importante saber que la vergüenza, como la timidez, no suponen un problema en caso de que las sintamos de manera ocasional. Ahora bien, cuando son una constante en nuestra vida, aparecen las fobias, los trastornos en la conducta alimentaria, etc.